Puede que esté escribiendo esto, porque si no lo digo; no me quedé a gusto. Una pequeña ida de olla, viendo constantemente como a mi alrededor parece que te la juegas todo a un disparo. Si fallas; no vales para nada.
Donde quedó esa reflexión de si caes, vuelve a levantarte y vuelve a intentarlo con el doble de ganas. Que nunca es tarde.
Que todo el mundo comete errores, que quizá ese no era el momento. Te han vuelto a poner esa oportunidad delante. Por qué no aprovecharla.
Buscamos cosas, ideas preconcebidas, ser perfecto. Hey! es normal! A nadie le gusta sufrir. Cometer errores. Pero... y si... no es un error. Sino que es la mayor aventura de tu vida y la has dejado pasar.
Tú no tienes porque ser perfecto, me explico?
Ser perfecto no te va a llevar a donde quieres llegar. Es mentira. Ser perfecto es ser la persona que los demás quieren que seas. Entonces te engañas si crees que siendo perfecto vas a ser quien quieres ser.
Entonces, para que dar una segunda oportunidad si todos somos perfectos y hacemos todo bien a la primera, no?
Qué hacer entonces, das o no das esa segunda oportunidad.
Acaso no merece la pena darla si así lo sientes, si no lo has podido olvidar. Descubrir que pasará.
Pero intentarlo de verdad, no decir que lo intentas y poner mil piedras en el camino. Cada piedra que pongas, es una escusa. De esa forma, evitaras sufrir; sí! Evitarás también sentir, y evitarás saber que habría pasado. Porque de eso es de lo que estoy intentando hablar aquí, no?
Acabo con otra ida de olla. Para todos los que priorizan los principios, los valores y no dar segundas oportunidades. (sabiendo que el amor no entiende de normas, que lo sientes y punto).
Decidir que se ha terminado, dejarlo ir, significa que estás ignorando de forma consciente tus sentimientos.